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Mostrando entradas de agosto, 2017

Graffiti en Santa Clara: ¿arte urbano o vandalismo?

Son las tres de la mañana, la ciudad de Santa Clara ya duerme… una silueta agachada aparece en una céntrica esquina. Viene en silencio, teme perturbar la quietud de la noche. Su testigo, la luna llena, que le sigue los pasos intentando descubrir el misterio que la envuelve. De pronto se detiene, ahora la sombra asume una forma humana. Se devela la figura de un muchacho de unos 20 años, quien se dirige discretamente hacia la fachada de una edificación en ruinas. Sin detenerse, en ocasiones gira su cabeza porque cree que alguien lo persigue. Camina sin prisa, como si el tiempo fuese eterno. Ya delante de la pared, saca de su bolso unos extraños frascos y toma uno en su mano… Mira, agita y aprieta el atomizador del envase regando su contenido… Con la destreza propia de la experiencia sacude fuertemente el spray y en solo segundos la fachada toma vida; una suerte de letras y dibujos resultan su nuevo maquillaje. El muchacho echa un último vistazo a su creación y se pierde entre las

Guerra del tiempo

EL escritor argentino Jorge Luis Borges solía decir que el tiempo juega un ajedrez sin piezas. La metáfora sugiere la idea de un duelo tenso. Y lo es. Cada año que comienza trae consigo la oportunidad y, también, la alegría de ofrecer 365 jugadas únicas, prometedoras. El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto / Foto ilustrativa Al inicio de la partida, usted seguro sentirá frío en las palmas de las manos. Es lógico, pensará, estamos en enero, febrero, quizá marzo. No se engañe, en verdad lo abruma el reto que tiene por delante. Le han enseñado que el tiempo siempre resulta un adversario difícil. No se aflija. Julio César, el gran conquistador romano, lloró frente a una estatua de Alejandro Magno la mañana de su cumpleaños 23. A esa misma edad el macedonio era rey de un país, y diez años más tarde dominaba casi todo el mundo conocido. César logró su cometido después de cumplir los 60 años. Recorrió un camino espinoso. Padecía de epilepsia, lo condenaron