El 10 de octubre de 1868 ocupa un lugar sagrado en la
memoria histórica de nuestra nación. Recordemos que aquellos patriotas que iniciaron
la lucha por la independencia proclamaron ante el mundo la firmeza de sus
ideales y la determinación de luchar por ellos hasta la muerte.
Carlos Manuel de Céspedez (Bayamo, 18 de abril de 1819 – Sierra Maestra, 27 de febrero de 1874) / Emmanuel Huybrechts |
Una prueba
irrefutable de esa audacia fue la decisión de incendiar Bayamo antes que
entregarla a los opresores colonialistas. Me emociona recordar, en el
aniversario del inicio de aquella gesta, a la figura de Carlos Manuel deCéspedes, hombre culto que tuvo el valor de levantarse en armas, contra la
metrópolis extranjera.
Ese hecho,
enraizado en lo más profundo de la identidad nacional, me hace reflexionar
sobre algunos aspectos esenciales de nuestra historia.
Desde los años iniciales
del triunfo de la “Revolución”, hasta hoy, la política utilizada por los
Castro la han estigmatizado en la educación y la cultura y, desde luego, en lo
científico.
En el terreno
de las Ciencias Sociales resulta imprescindible relacionar dos líneas
fundamentales: la investigación y el análisis académico, de un lado, y la
práctica política, del otro.
Es cierto que no es indispensable exigir que los políticos
posean condiciones de académicos, ni que los letrados que sientan vocación se dediquen a hacer política práctica. Sin embargo,
los avances en la historia sólo se pueden lograr con la articulación de ambos
factores y, por consiguiente, con el respeto mutuo de la actividad de uno y de
otro.
Cuando esto se hace con altísimo nivel, se alcanzan los grandes
transformadores de la historia antropológica.
Los cubanos
tenemos dos ejemplos significativos en los que se alcanza a alta escala la
sabiduría necesaria y la capacidad de acción para influir en el curso de la
historia: Céspedes y su brillante discípulo José Martí. Ambos lograron esa
relación equilibrada entre academia, cultura y política, que es consustancial a
su accionar político.
La estrecha
relación entre política, cultura, educación y práctica revolucionaria se halla
en las exigencias ideológicas que nos impone el siglo XXI. José Martí, a la vez
que organizaba el Partido Revolucionario Cubano y la lucha por la
independencia, afirmó que se había hecho maestro, que era hacerse creador. Señaló,
a su vez, que ser culto es el único modo de ser libre, expresión convertida desde 1959 en Cuba, en lema de adoctrinamiento comunista.
La
trascendencia actual de esta relación es que no hay otra alternativa para que
la humanidad pueda sobrevivir y alcanzar un desarrollo estable y sostenido. Y
ello sólo es posible si se reconoce la ética como el eslabón primario y clave
de la historia del hombre, la del pasado y, sobre todo, la del futuro.
Quien no
aprecie, en el terreno académico, el arte de hacer política como una de las más
nobles actividades a que se puede dedicar un joven, y no nutra su espíritu con
la pasión por la justicia, no podrá trabajar a la altura de la pedagogía que
fomentaron en nuestro país el mentor del Colegio El Salvador y sus
continuadores.
los jóvenes no deben aplazar o posponer lo importante en nombre de lo que se les presenta como urgente e inmediato.
Por eso, los
jóvenes no deben aplazar o posponer lo importante en nombre de lo que se les
presenta como urgente e inmediato, porque lo esencial hay que tratarlo todos
los días y, por tanto, desde ahora mismo, como nuestra más importante urgencia.
No hay nada más
urgente e importante que debatir sobre el tema de la ética; es el gran tema de
la política cubana desde Varela, Luz y Martí hasta hoy. Lo fue, en especial,
desde los tiempos de «Vergüenza contra dinero». Nada es hoy más urgente e
importante que el debate moral, desde el fraude en los exámenes hasta la
corrupción gobernante.
La oposición cubana
heredó esa inmensa historia cultural y se nutre con las esencias más puras de
la anterior. Conservarse y desarrollarse, enriquecerse y presentarse como escudo
esencial de la patria cubana, recordando a Céspedes, es el mejor servicio que
podemos ofrecer para la continuidad de la lucha que este 10 de Octubre cumple
149 años de iniciada, por el Padre de la Patria.
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