Pocas veces la historiografía cubana se enriquece con un manuscrito tan importante como la orden de alzamiento al general remediano Francisco Carrillo, emitida el 29 de enero de 1895 en la ciudad de Nueva York, y firmada por José Martí en su condición de Delegado del Partido Revolucionario Cubano.
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Fragmento del manuscrito de la orden de alzamiento emitida por José Martí al general Francisco Carrillo. |
Un documento original rubricado, además, por los patriotas José María Mayía Rodríguez, en representación del General en Jefe Máximo Gómez, y por Enrique Collazo, a nombre de los revolucionarios de la Isla.
También incluye las firmas de tres mayores generales del Ejército Libertador: Antonio Maceo, Serafín Sánchez y Carlos Roloff, lo que realza la importancia del hallazgo.
El manuscrito permanecía en poder de Michel Rodríguez, quien «adquirió el documento y varios más de una espirituana, ya fallecida, que se dedicó al cuidado de un sobrino nieto del Mayor General José Miguel Gómez, quienes residieron en una casa, propiedad del mambí, después presidente de la República».
De esta historia permanecen aún muchos hechos por contar y bastantes cabos sueltos por unir. Incluso, al revisar la historiografía alrededor del 24 de febrero de 1895, existen versiones contradictorias de la contestación de Carrillo al reclamo martiano.
Lo históricamente comprobado es que Las Villas no se sumó al levantamiento armado, como tampoco lo hizo Camagüey. Los villareños lo harían dos meses después, el 25 de abril de 1895, cuando el médico Juan Bruno Zayas se insurreccionó con un grupo de patriotas en Vega Alta, Camajuaní.
Pero, ¿cuál fue realmente la respuesta del general remediano a la orden de alzamiento martiana?
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El general Francisco Carrillo, al centro, prefirió esperar la llegada de Máximo Gómez a Cuba (Foto Cortesía de Luis Machado Ordext)
Todo prueba que Carrillo, quien recibió el documento el viernes 22 de febrero de manos de Pedro Betancourt, comisionado por Juan Gualberto Gómez para tales fines, respondió que tenía instrucciones de Máximo Gómez de no sublevarse hasta que él no estuviese en Cuba, y, además, alegó escasez de armas.
Sin embargo, la respuesta de Betancourt a Juan Gualberto generó la posterior duda histórica. En el telegrama emitido, escribió: «Carrillo bien», lo que indujo al patriota habanero a dar una explicación diferente del hecho: «Acordada la fecha Pedro Betancourt salió para Remedios a conferenciar con el Gral. Francisco Carrillo... El Dr. Betancourt aseguró que el Gral. Carrillo le había dado su absoluta conformidad, lo que después resultó incierto».
El propio 24 de febrero de 1895, Francisco Carrillo fue detenido en Remedios y remitido a la fortaleza de La Cabaña.
Incógnitas pendientes
Ahora se abren nuevos caminos a la investigación histórica y aparecen incógnitas que deberán ser despejadas en el futuro:
¿Cómo llegó la firma de Serafín Sánchez al documento, si el general espirituano no se encontraba esa noche del 29 de enero en Nueva York y, por tanto, no asistió a la casa de Gonzalo de Quesada, lugar donde fue redactada la orden de alzamiento?
¿Y cómo aparece la rúbrica del mayor general polaco Carlos Roloff, el hombre que había comandando acciones combativas en Las Villas desde el levantamiento armado de Cafetal González, en 1869, quien tampoco estuvo presente esa noche?
Pero, por sobre todo, ¿Cómo está estampada en la orden de alzamiento la firma de Maceo, si el general Antonio estaba distante a miles de kilómetros de Nueva York, en el exilio de Costa Rica?
La firma de Serafín Sánchez, parece haber encontrado una respuesta, y la brinda el periodista espirituano Enrique Ojito: «En su libro El Partido Revolucionario Cubano en la Isla, el doctor Ibrahím Hidalgo Paz expone que los ejemplares de la orden de insurrección se expidieron a los jefes fundamentales dentro de Cuba: Guillermón Moncada, localizado en Santiago de Cuba; Bartolomé Masó, en Manzanillo; Salvador Cisneros, Camagüey; Francisco Carrillo, Remedios, y Juan Gualberto Gómez, representante del PRC en La Habana.
«Hidalgo Paz sostiene que, previas orientaciones del Maestro, Gonzalo de Quesada llevó la comunicación escrita a Tampa y Cayo Hueso, y en este último lugar, según otra fuente citada por el investigador, el secretario del PRC puso los textos en manos de Juan de Dios Barrios, quien los entregaría a Juan Gualberto Gómez en la capital cubana.
«Es presumible que Gonzalo de Quesada contactara con Serafín Sánchez en Cayo Hueso, donde este firmara también el mensaje dirigido a Carrillo, apresado en Remedios el 24 de febrero y luego trasladado a la fortaleza de La Cabaña, en La Habana».
Esta versión también pudiera servir para especular acerca de la rúbrica del polaco Roloff, quien por entonces vivía en Tampa. Tal vez el propio Gonzalo de Quesada, igualmente a instancias de Martí, lo haya localizado a sabiendas de la ascendencia del mayor general entre los villareños.
Lo que hasta ahora no cuenta con explicación plausible es el momento en que Antonio Maceo firmara dicha orden de alzamiento.
Bien se conoce que el mayor general Antonio Maceo Grajales, el Héroe de Baraguá, estaba bien lejos de Estados Unidos, y, por lo tanto, de cierta manera ajeno a los proyectos de última hora de José Martí, quien tras haber fracasado el Plan de la Fernandina tuvo que adoptar decisiones de urgencia.
El propio José Luciano Franco, el más profundo investigador de la vida del Titán de Bronce, en su libro Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida, monumental obra en tres tomos, no brinda respuesta al respecto. Solo una carta de Martí, fechada el 31 de enero, dos días después de firmada la orden, sugiere algunos indicios, pues en ella, el Delegado le impone al caudillo oriental detalles del plan de alzamiento:
«Llegan cartas tales de Cuba, que ―sea cualquier labor que aquí interrumpa― salgo con Mayía, lleno de brío y justa fe, para Santo Domingo.
«Ni un minuto tengo. Sale el vapor y salgo […] Bien ve Ud. a lo que vamos. La Isla salta, y aún aguarda un poco. Acá, soberbio espíritu, y hoy mejor. Solo falta llegar. […] Esto he hecho. ¿Qué no hará Ud.? ¿Qué no le ayudaré a hacer, afuera o adentro?»
Hasta ahora no existe nada más al respecto. El camino en busca de la verdad histórica queda entonces abierto.
Manuscrito de la orden de alzamiento:
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