Un cubano podrías
tener una residencia de la Unión Europea sin haber pisado el Viejo Continente
es real y posible.
Si eres emprendedor, podrías registrar tu empresa en aquellas tierras, aunque residas en la Isla, y lo que puede ser aún más útil: podrías abrir una cuenta bancaria en Europa incluso si vives en Cuba.
Estas
posibilidades existen gracias a un pequeño país báltico, excomunista, con poco
más de un millón de habitantes. ¡Bienvenidos a Estonia!
Estonia fue
el primer país en declarar el acceso a Internet como un derecho humano; desde
entonces ha intentado compartir esta filosofía con el mundo. Su programa de
residencia electrónica permite que todos puedan beneficiarse de las
oportunidades en línea como parte de una gran nación digital. Así, cualquier
ciudadano del mundo puede tener la oportunidad de alcanzar éxito en los
negocios, independientemente de dónde viva o qué valor real tenga su pasaporte.
La jefa de contenido del programa E-Residency, Hannah Brown, explica a YucaByte
que este proyecto también ha permitido a su nación crecer tanto económica como
culturalmente.
Seis años
después de la inauguración del programa, 70 344 personas poseen la residencia
electrónica, en su mayoría de países cercanos: Finlandia, Rusia y Ucrania.
Aunque las solicitudes provenientes del Reino Unido se dispararon durante el
Brexit y hoy, el país europeo ocupa el sexto lugar en las peticiones de
residencia y el noveno en la creación de empresas. En cuanto a América Latina,
son los ciudadanos de Brasil y Argentina los que más aplicaciones han
completado. Los datos oficiales también muestran que 27 personas con
nacionalidad cubana ya figuran como estonios (digitalmente hablando). Lo cual
se traduce en la obtención de una identidad digital emitida por el Gobierno de
ese país europeo, que puede usarse para registrar una empresa de manera remota
con los derechos y deberes de una entidad europea. La ventaja es comerciar sin
fronteras y tener acceso a otros mercados más allá del espacio nacional de cada
individuo. Sin embargo, si el interés no es crear una compañía sino tener
únicamente una cuenta bancaria, la residencia electrónica no garantiza de
manera directa ese fin, pues los bancos en Estonia son autónomos. Aun así, el
hecho de ser residente puede contribuir a ese plan, sobre todo en las bancas
online.
Seis años
después de la inauguración del programa, 70 344 personas poseen la residencia
electrónica, en su mayoría de países cercanos: Finlandia, Rusia y Ucrania.
Aunque las solicitudes provenientes del Reino Unido se dispararon durante el
Brexit y hoy, el país europeo ocupa el sexto lugar en las peticiones de
residencia y el noveno en la creación de empresas. En cuanto a América Latina,
son los ciudadanos de Brasil y Argentina los que más aplicaciones han
completado. Los datos oficiales también muestran que 27 personas con
nacionalidad cubana ya figuran como estonios (digitalmente hablando). Lo cual
se traduce en la obtención de una identidad digital emitida por el Gobierno de
ese país europeo, que puede usarse para registrar una empresa de manera remota
con los derechos y deberes de una entidad europea. La ventaja es comerciar sin
fronteras y tener acceso a otros mercados más allá del espacio nacional de cada
individuo. Sin embargo, si el interés no es crear una compañía sino tener
únicamente una cuenta bancaria, la residencia electrónica no garantiza de
manera directa ese fin, pues los bancos en Estonia son autónomos. Aun así, el
hecho de ser residente puede contribuir a ese plan, sobre todo en las bancas
online.
La residencia electrónica: ¿Para qué sirve y para qué no?
Lo primero
que debes conocer es que este documento no tiene ventajas migratorias. No te
garantiza derecho a viajar o permanecer en Estonia o en la zona Schengen, ni
los derechos sociales que gozan los residentes reales. Tampoco recibirás apoyo
consular del Gobierno de ese país báltico como sí obtienen sus ciudadanos, ni
te eximirá de pagar impuestos en tu país de morada física, en el caso de ser empresario.
Por último, debes saber que la residencia electrónica no es un documento de
viaje, ni puedes usarlo para identificarte en el mundo “real”.
En cambio,
para lo que sí sirve es para iniciar sesión en servicios digitales en Estonia,
como portales gubernamentales y bancos en línea. También puedes usar la tarjeta
para determinados trámites online en Europa. Otra ventaja es la posibilidad de
firmar legalmente documentos de forma electrónica dentro de la Unión Europea
(UE). Brown añade que los residentes se unen a una gran comunidad de emprendedores
remotos con ideas afines y de fundadores de startups en todo el mundo. Así
pueden conectarse y encontrar oportunidades comerciales.
Hay que aclarar que obtener una cuenta bancaria en Estonia, si no vives allí o tienes negocios que impliquen a la nación báltica, es complicado en muchos bancos tradicionales. Estonia tiene una clara política contra el lavado de dinero. Entonces, para los residentes electrónicos (que puedan viajar al país) existen tres opciones principales. SEB (Suecia), Swedbank (Suecia) y LHV (Estonia) son bancos que sí admiten la tarjeta de residencia electrónica para iniciar sesión y administrar una cuenta. Por supuesto, un trámite presencial puede ser un conflicto para un cubano que no tiene ciudadanía española, visa europea o el dinero para costear el viaje. Sin embargo, sí existe una solución para alcanzar tu tarjeta de débito sin salir de tu casa, al alcance de un par de clics.
Desde enero
de 2019 no es necesario tener una cuenta bancaria (física) en Estonia para
operar vía remota su empresa. Solo con acceso a Internet puedes elegir un banco
o institución de pago electrónico en la Unión Europea como TransferWise
Borderless, Monese, Payoneer y Paysera.
Según su
página web, TransferWise Borderless te permite guardar tu dinero en 27 monedas
diferentes (y la cifra puede crecer). También puedes recibir pagos de Reino
Unido, la UE y los Estados Unidos. Por último, otro servicio posible es el
envío de dinero a destinos internacionales usando tu propio saldo. Todas estas
operaciones las podrías realizar sin moverte de Cuba.
¿Por dónde comenzar?
Elvis
Morales, un desarrollador web cubano, solicitó la residencia electrónica de
Estonia en noviembre de 2016 desde su departamento en Estados Unidos. Antes
había leído sobre el tema y se sintió seducido por la idea. “Me llevó unos diez
minutos y el costo fue 100 euros por cuatro años de validez que justo acabo de
extender de modo remoto y sin pagar nada extra”.
Aunque
Morales reside legalmente en Seattle (estado de Washington) y para él tener una
cuenta bancaria o registrar una empresa no presenta las mismas complejidades
que para los residentes en la Isla, dice que se sintió motivado por la oferta. “Ideológicamente
es algo en lo que creo y me apasiona; además como desarrollador quizá en algún
momento me interese tener una compañía registrada en Europa, y Estonia me da
esa oportunidad. Hasta hoy no la he necesitado, pero mantengo esa alternativa
abierta y sin costos, porque mientras no lucres no tienes que pagar impuestos”.
Este es el
más grave impedimento para los residentes en la Isla: Estonia no tiene embajada
en La Habana, sino una representación que opera en la sede sueca pero que no
tramita este servicio. Por lo que la única solución para quienes viven en Cuba
y desean ser estonios digitales (para tener su cuenta o empresa) es viajar una
única vez a un tercer país donde exista una sede diplomática del país báltico y
allí terminar la aplicación (el único destino posible, de libre visado, es
Rusia).
Así, al
completar el proceso, en la embajada estonia te entregarán tu tarjeta de
residencia, tu Número de Identificación Personal (PIN, por sus siglas en
inglés) y un lector de tarjetas pequeño y plegable.
En 30 años,
Estonia dejó de ser una nación subdesarrollada del bloque comunista y se
convirtió en uno de los países de más rápido crecimiento para la transformación
digital en el mundo. Hoy no solo se sitúa como el tercer país (antecedido
únicamente por Corea del Sur y Dinamarca) en desarrollo de gobiernos
electrónicos, según un Informe de Naciones Unidas de 2020; sino que es también
la nación que revolucionó las llamadas gratuitas por Internet con la creación
de Skype en 2003. Y hoy, para los cubanos emprendedores, es una puerta
semi-abierta hacia el mundo exterior que vale la pena explorar.
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