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Mostrando las entradas etiquetadas como Opinión

24 de febrero: Grito de Baire

La guerra se inició el 24 de febrero de 1895 y es conocida como el Grito de Baire. La Guerra de Independencia de Cuba (o la Guerra de 1895) es el nombre con el que se conoce a la última guerra por la independencia de los cubanos contra el dominio español y se trata de una de las últimas guerras americanas contra el Reino de España. La guerra se inició el 24 de febrero de 1895. El hecho es popularmente conocido en ciertos círculos como el Grito de Baire  y terminó con la rendición del ejército colonial español ante el avance militar norteamericano en 1898, con la asistencia y el apoyo de los mambises (miembros del ejército independentista cubano) en la conocida generalmente como Guerra Hispano-Estadounidense, llamada guerra hispano-cubano-norteamericana dentro de la Isla. José Martí, los preparativos José Martí, alma incansable y poética del patriotismo cubano, ausente de la Isla desde su deportación a la península en 1871, organiza en los Estados Unidos el Partido Revoluci

El príncipe y el mendigo de Santa Clara

Cardiocentro de Santa Clara. (L. VAREA) La mayoría de los hospitales de Santa Clara presentan problemas en su funcionamiento. Existen carencias reales que afectan el desarrollo de los mismos. Cinco son los hospitales, los cuales tienen carácter provincial, además de uno para los militares y sus familiares. Los “mejorcitos” son el conocido por “Hospital Militar” enclavado en el reparto Subplanta, en lo que antes de 1959 fuera el regimiento militar Leoncio Vidal Caro. En esta institución, al estar rectorada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), las condiciones son distintas al resto de los hospitales. Recientemente varias salas fueron remodeladas, les instalaron ventiladores y refrigeradores. Las camas, avituallamiento y alimentación son diferentes al resto de los hospitales pertenecientes al Ministerio de Salud Pública (MINSAP) en Villa Clara. Otra cara presentan la mayoría de las instituciones de Salud Pública en esta central provincia. No son pocos los que le

La bandera cubana: ultraje a la vista

Estación de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) en Santa Clara, exhibe la Bandera Cubana desdeñada. (L. VAREA) La bandera de la estrella solitaria representa la unión de sus habitantes por defender su país ante todo. Es el mayor símbolo de lealtad y honor de todos los cubanos. Esta insignia y el escudo nacional fueron creadas por la misma persona: Miguel Teurbe Tolón. Las especificaciones de diseño de ambos fueron establecidas por Tomás Estrada Palma, mediante Decreto, el 21 de abril de 1906 y han permanecido sin modificaciones oficiales desde entonces. El respeto por los símbolos nacionales no se reduce a los actos formales, que es algo mucho más hondo, más personal. Si inquirimos en el tema, probablemente encontremos que justamente la formalidad y los actos mecánicos, son responsables de esa desidia evidenciada en la sociedad cubana. Estos detalles deberían hacernos repensar el modo en que nos acercamos a esos íconos. Hablo de no ponerse de pie o no detener la marcha

No es tiempo en Cuba de timoratos

Hay quienes al ver algo incorrecto, o sintiéndose maltratados o «peloteados», culpan al Estado, al país, así en abstracto. Son inexactos y, sobre todo, injustos. Precisamente porque se ha vuelto una mala práctica responsabilizar con los errores a entidades, de modo genérico, la crítica no siempre resulta lo eficaz que debiera. Es tiempo de ponerle el cascabel al gato.  Eso, en definitiva, significa mejorarnos la vida y ayudar a derrocar la obra de los Castro. Además, suele ocurrir que llegada la hora de criticar algunos se sobrecogen y, en el peor de los casos, optan por el silencio, pensando acaso que arremeter contra la ineficiencia, el descontrol o la corrupción es emprenderla contra el sistema impuesto. Ser temerosos y prudentes no significa acallar el señalamiento o la denuncia. A veces, también por miedo a ser remetidos o sancionados, no se le pone nombres y apellidos a las responsabilidades incumplidas, a las faltas. Sin embargo, todos merecemos que las cosas fuer

Martí: el gran forjador

A los pies del Maestro. (Modesto Gutierrez Cabo) Para aquellos idealistas que persiguen emociones puras de lo bello y la buscan en la forma del ánfora pagana, o en el gesto gracioso con que mueren los héroes de la Ilíada, Martí, es un supremamente virtuoso, un artista… Para los hechos a admirar en las arengas, ver como se despliega la onda luminosa del pensamiento, ahora se muestra álgido escalando inaccesibles cimas con su cabalgata deslumbrante de máximas. Su ejército de epítetos, se repliega en series calculadas de maravillas; los llanos de promisión del ideal con aguas dormidas y murmullos que mueren entre flores… Para los que admiren todo eso y más aún, para quienes gloríen los arranques sublimes de la libertad, que se apodera del alma de los pueblos y los arrastra, Martí es un atleta de tribunas. La idea ofrece amplia base para presentar un genio peregrino en quién el ideal del sacrificio, encuentra una correspondencia exacta con las actitudes y gestos de su vida. La