15 de Julio, día fausto, glorioso y
luminoso, en que cortado el cordón umbilical que nos unía a nuestra cayosa
madre Remedios, lanzamos al aire nuestro primer llanto melodioso y santo, y
entramos en la gran constelación de las 'Inquietas Villas'. Las que sin padecer
de parálisis agitante…, han sufrido este error de diagnóstico sin protestas ni
gritos.
Monumento a la fundación de Santa Clara, proyecto de Boabdil Ross Rodríguez fundado el 15 de julio de 1952. (L. VAREA) |
En conmemoración de nuestro nacimiento,
sin dolores ni comadronas, de mi querida Santa Clara, viene a mi recuerdo lo estudiado de aquella época pretérita en que tuvieron lugar las causas y las génesis de este
abortado natalicio.
En esos felices tiempos, la Peste Bubónica
y otras epidemias similares, no estaban de moda. Tan fue así, que el puerto no
fue cerrado nunca por los médicos de este. Los sencillos y humildes moradores
de las costas solamente temían a la Peste de Piratas y Corsarios, que era la
infección reinante y chic.
Y así, en una huida descongestionante, 18
familias del Cayo (hoy municipio Remedios) decidieron veranear por prescripción
facultativa del Dr. Francisco Drake. Tras larga jornada de caminata encontraron
entre las orillas de las famosas aguas de los Pocitos y del Chamberí, que en
aquella época estaban libres de los cocos y bacilos, un lugar saludable para
establecer allí su sanatorio.
Antiguo río Los Pocitos devenido El Bélico, nombre dado en 1841 por Gabriel De La Concepción (Plácido). (L. VARA) |
Hallaron tan bueno y cómodo el lugar.
Y tan buenas las aguas. Y tan cansados de la caminata decidieron cobijarse, al
fin, debajo de un frondoso tamarindo que en el Carmen había. Ahí armaron el
altar, y el Señor Cura de la expedición dio la primera misa bajo del susodicho árbol.
Debido a la frescura del lugar o al
polvo de las calles, produjeron en el Clérigo una bronquitis catarral aguda. Con
sus estornudos no hubo necesidad de sacar pipas de riego, dejando con esta
ducha bronquial y salival, bautizada y confirmada la nueva villa que ante sus pies
nacía.
Parecía natural y lógico, que por los
menos viniera en la expedición algún médico o boticario para establecer una
sucursal. Pero no fue así la cosa, pues el único que sabía algo de eso, era
como es natural, el Cura, el sabelotodo en este corre corre.
En este sentido su experiencia fue tanta
que cuenta Manuel García-Garófalo y Mesa en su compendio de Historia, que al ver el Sr. Cura a
los niños barrigones que comían tamarindo, temió por una indigestión en ellos,
pero su asombro fue grande cuando percibió que los infantes se ponían flojos del
vientre y empezaron a desgranar lombrices, las que por su color rojo subido no
daban lugar a duda el valor medicinal del arbusto.
Otra afección que invadió a nuestros
progenitores fue el pasmo. Debido al capitán pedáneo quien creyó oportuno poner
emplastos de San Jacobo, ungüento de La Magdalena y otras pomadas milagrosas
sobre lesiones causadas por una contaminación de niguas[*].
El desarrollo Ontogénico y Filogénico
de la recién nacida villa siguió su curso como la curva febril de un paludismo.
Se extirpó el 'cáncer de la piratería' y renació una circulación potente que
trajo como consiguiente un rápido crecimiento, el cual, al entrar en la
pubertad y por empeño de sus padrinos, le dieron el título de ciudad lo que
aumentó su fama y renombre.
Por esta época, la viruela y la fiebre
amarilla, creyeron oportuno hacernos una visita lo que trajo como consecuencia
el engrandecimiento del cementerio. Además de la fundación de una agencia de
pompas fúnebres y la apertura de una Botica, bajo la experta regencia de Don Juan
Cristo y Domingo Cardoso.
Así como el Egipto milenario, místico y
piramidal tuvo siete plagas, nosotros por no ser menos que ellos, hemos tenido dos que equivalía a las siete plagas egipciacas elevadas al cuadrado. Estas plagas fueron Don Valeriano Weller y el Comadante Fidel Castro.
Pero afortunadamente una junta de
médicos americanos, ordenó una cataplasma de mostaza. En ella se suministró
unas píldoras de hierro que acabaron con la desdichada plaga y con los
mosquitos de la fiebre amarilla.
Después, algún que otra convulsión ha
sacudido a nuestra ciudad, pero en general, podemos decir que con epidemias,
boticas y médicos hemos ido tirando en Santa Clara hasta nuestros días, en que,
subiendo poco a poco en la escalera del progreso de la Historia, nos hemos puesto al pairo con
todo lo moderno, desde el archiconocido IMPUT hasta los Laboratorio de Electrofisiología.
El optimismo revienta nuestras
arterias, 'vamos viento en popa...', pero muchos no nos faltan ganas de buscar otro histórico tamarindo en ultramar,
cobijarnos bajo sus menudas hojas, darle el título de cirujano Honoris Causa a
nuestro conterráneo partidista 'Limita' Corso (Julio Ramiro Lima Corzo, Primer Secretario del PCC en Villa Clara) porque cual otro Tamarindus
indica ha puesto las glándulas necesarias para 'rejuvenecer' a Santa Clara
en su aniversario 328.
Por lo de Limita. Por lo de las
glándulas. Por lo del tamarindo. Por lo de Santa Obscura. Y por si acaso…, amén.
Nota
[*] Nigua: Insecto parecido a la pulga que
puede ocasionar picazón y úlceras en la piel del hombre y de los animales.
Imagen publicada en la Revista Renacimiento el 15 de julio de 1918, del Tamarindo Histórico consagrado por la tradición. (ARCHIVO) |
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