La
ancestral e imprescindible práctica de meditar acerca del proceder individual
con la cabeza sobre la almohada justo antes del sueño, ha perdido arraigo en
este tiempo nuestro o sucede como simulacro de una introspección real.
Un
ejercicio que inicia en la infancia, cúspide de los juegos, y cuya evolución
supone en cada subjetividad un análisis de acciones y definición de propósitos
en virtud de una conciencia limpia, aparece en franco declive y la evidencia
estalla a ojos vistas.
Indiferencia
y desamor expresados en conductas vacías, se instalan en cada espacio público
de Santa Clara, procedente de ese lacerante fenómeno que denominamos
indisciplina social.
Una
frase popularmente acuñada por la constancia en su empleo en detrimento de la (co)existencia
y la espiritualidad colectiva.
Así,
el parque Leoncio Vidal de esta ciudad sufre el ultraje de sus estatuas,
monumentos y mobiliario, bienes patrimoniales que narran parte de la historia santaclareña.
Niños jugando en un Monumento en el Parque Leoncio Vidal de Santa Clara a vista de sus padres. (L. VAREA) |
Pintada en una columna del Monumento Fundacional de la ciudad de Santa Clara. (L. VAREA) |
El irrespetuoso desdeñando el pudor de lo humano a pleno día en el centro del parque Vidal de Santa Clara. (L. VAREA) |
Las
señalizaciones de tránsito se extirpan con mayor celeridad que una muela y la
desaparición de las tapas de los registros de acueducto convierte a las aceras
en una suerte de colador o pista atletismo para el sorteo de obstáculos.
La falta de tapas en registros han provocado accidentes a transeúntes. (L. VAREA) |
Estos obstáculos están presentes en toda ciudad de Santa Clara. (L. VAREA) |
¿Por
qué? ¿De dónde vienen y a dónde van absurdos vandalismos y complicidad en la
vorágine en sentido de las indisciplinas sociales?
Hay
que estremecer a la introspección perdida entre la obsolescencia y la mala
práctica, para poner sobre la almohada cada noche, esto si lo sé, la certeza de
futuro.
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