(+Vídeo) La industria del libro: “en Cuba quizá no ha ocupado el lugar que merece”

Feria Internacional del Libro 2016, Santa Clara. (L. VAREA)

“Nuestras editoriales deberían funcionar con mayor rigor y jerarquía a la hora de seleccionar los textos para su publicación”, aseguró Eisy Sori Reyes, joven escritor villaclareño de 30 años.

A partir de esta sentencia quizás pueda encontrarse una de las aristas que condicionan la llamada “crisis de la lectura” que tanto debate genera actualmente entre los intelectuales cubanos.

“Existe una realidad perceptible e incuestionable: cada día se leen y venden menos libros”, aseguró el poeta y miembro de la Asociación Hermanos Saiz (AHS), Sori Reyes.

Sin dudas, el mundo digital ha venido a solventar la carencia de textos clásicos y poco publicados en el país, pero, “¿las casas editoras realmente piensan en el público al que van destinadas sus publicaciones?”, se preguntó el escritor.

Eisy Sori Reyes, joven escritor villaclareño. (L. VAREA)

Eisy, quien ha sido laureado en los Juego Florales Ciego de Ávila 2011 (Concurso de poesía), registrado en las afamadas antologías poéticas: “La calle de Rimbaud”, 2014, y “Lamentaciones del prisionero” de la editorial La Piedra Lunar, 2014, entre otros reconocimientos, accedió a conversar sobre el tema.

‒ ¿Por qué es casi imperceptible la venta de volúmenes en las librerías?

“El tema del mercado del libro en Cuba quizá no ha ocupado el lugar que merece. Mucho se ha intercambiado sobre la seudocultura o la manera de llegar a los públicos, pero, urge evaluar los planes editoriales y conocer a escala nacional las estadísticas por tema, género o autor publicado.

‒ ¿Cómo se manifiesta el proceso de mercantilización del libro en Cuba?

“Cada día resulta más difícil vender un acto de creación literaria, incluso en los sitios más allá de nuestras fronteras”.

“No es un secreto la mala factura de algunos de nuestros impresos y, en ocasiones, la falta de originalidad hasta en los diseños de cubierta. Súmale si se trata de un escritor desconocido, y en nuestro caso, de un narrador o poeta fuera de los circuitos citadinos, nadie compra tus obras”.

“No es menos cierto que la demanda de la población en cuanto a ciertos nombres o títulos casi nunca resulta cubierta y la Feria del Libro no satisface las necesidades de los públicos. Los textos más esperados se agotan fácilmente, mientras otros destinados a un sector pequeñísimo, permanecen a merced del polvo”.

‒ Entonces, ¿por qué no se garantiza una mayor tirada para los primeros?

“La política editorial no puede estar enfocada hacia los escritores que quieran publicar porque sí, sino hacia quienes consumen el producto. Resulta imprescindible y necesaria una mejor jerarquización y rigor a la hora de medir ciertas obras”.

“Un balance efectivo permitirá destinar las ganancias hacia una mayor promoción de los clásicos cubanos y universales, con escasas ediciones cercanas en el tiempo”.

“Debería percibirse un enlace entre las encuestas realizadas y la propuesta anual de las ferias. Claro, aquí entran a jugar el problema los derechos de autor o la carencia de recursos reales para grandes inversiones”.

“En Villa Clara, se han agotado novelas de muchos de nuestros escritores que podrían ser reproducidas por Capiro o Sed de Belleza”.

La cultura en un país como Cuba necesariamente precisa de una subvención estatal. Esa también fue una reflexión oportuna cundo sentenció:

“El estado debería regular sus presupuestos. Un escritor de cualquier género literario, por ejemplo, no posee un tiempo definido para dar vida a una nueva creación, y cuando este logra ver la luz, puede ser remunerada si logra que una editorial lo acoja en un 10% o inferior, de lo que cualquier músico pudiera ganar en una contratación dentro de nuestras fronteras”.